“Y vosotros sois testigos de estas cosas” (Lucas 24:48)
El Cristo resucitado usó distintas expresiones para definir la tarea principal que encomendaba a la Iglesia, entre ellas la de servir de testigo. Delineó su estrategia para ganar el mundo a la fe por medio del testimonio de sus discípulos (Hch 1:8).
Y hallamos la descripción de las actividades de los apóstoles en términos de testimonios personales: “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús y abundante gracia era sobre todos ellos” (Hch 4:22).
En las mentes de muchas personas hay cierta confusión en cuanto a esto de ser testigos. Es interesante saber lo que el Señor no quiso decir con la comisión que dio. No quiso decir: “Seréis mis discutidores.” Si bien el diálogo de los apóstoles a veces tomó la forma de un debate, no se ocupaban principalmente en debatir.Jesús no quería decir tampoco: “Vosotros seréis mis críticos.” Hubo veces cuando parece que los apóstoles criticaron el status qua y las condiciones de la sociedad. Pero su mensaje no era básicamente la expresión de una crítica.El Señor no quería que saliéramos a ser sus “condenadores”. Hay quienes consideran que predicar equivale’ a dar sermones de condenación y crítica. A pesar de que el Señor y la iglesia primitiva no lo aprobaban todo, su énfasis no estaba en una predicación de condenación. Nuestro Dios no envió a su Cristo al mundo para condenar sino para salvar
(Jn 3:17).
Tampoco quiso el Señor que sus discípulos salieran para servir como sus “consejeros”. Muchos piensan del evangelio como buenos consejos cuando, en realidad, se trata de buenas noticias. Aquel que es un buen testigo de Jesucristo comparte también las buenas nuevas de lo que Dios hizo en Jesucristo y de lo que Dios está haciendo en su propia vida.
LOS APÓSTOLES FUERON TESTIGOS PRESENCIALES
Esta es la verdad que produce mayor impacto en nuestro texto. El Señor declaró a sus discípulos que, en efecto, eran testigos presenciales de su ministerio. Con sus oídos habían oído sus palabras. Con sus manos le habían tocado. Con sus ojos habían presenciado su muerte vicaria en la cruz. Con esos mismos ojos vieron la tumba vacía. Con sus ojos certificaron su presencia viviente luego de la resurrección. Fueron testigos presenciales de los grandes hechos de la redención de Dios en Jesucristo. En este sentido, ocuparon un lugar único en el programa de Dios.
LOS APÓSTOLES TENIAN QUE SER TESTIGOS VERBALES
Este es el concepto básico de Hechos 1:8. Los apóstoles tenían que comunicar verbalmente, hacer oír lo que habían visto y oído en la vida de Jesucristo. No bastaba que fueran buenos testigos oculares, debían ser también testigos verbales.
Si tú y yo queremos ser buenos testigos de Jesucristo hoy, debemos damos cuenta de que si bien no podemos ser testigos oculares, sí podemos ser testigos verbales. No es suficiente que vivamos vidas ejemplares. Tenemos que hacer oír las buenas noticias de lo que Dios está haciendo en nosotros por la fe en Jesucristo y por la obra del Espíritu Santo.
LOS APÓSTOLES FUERON TESTIGOS CON SUS VIDAS
Por su modo de vivir daban testimonio de la presencia de Jesucristo en ellos (Hch 4:13). Fue esta transformación indiscutible, producida en sus vidas por la fe en un Señor vivo; lo que hacía auténtico el mensaje que pronunciaban con sus labios. De no haber existido esta evidencia del Cristo viviente en ellos, el testimonio de sus labios no hubiera sido aceptable y no habría logrado los resultados dramáticos que se produjeron a consecuencia de su devoción y lealtad a Cristo en la iglesia de Dios de stockton nos encontramos con ese reto a diario testifiquemos de Jesus. D.Mata.