Trataré de poner las bases para una vida diferente, una vida que se pueda considerar “una vida de otro nivel” Es una imperiosa necesidad para toda persona llevar una vida santa, pero…¿que pasa con los que todavía no tienen a Jesús en sus corazones?
Hechos 4:11-12
La Biblia es clara cuando dice: “Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
I. Pero ¿Por qué florecen los impíos?
Salmos 92:7-9; 12-15 “Cuando brotan los impíos como la hierba, Y florecen todos los que hacen iniquidad, Es para ser destruidos eternamente. 8 Mas tú, Jehová, para siempre eres Altísimo. 9 Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, Porque he aquí, perecerán tus enemigos; Serán esparcidos todos los que hacen maldad. 12 El justo florecerá como la palmera; Crecerá como cedro en el Líbano. 13 Plantados en la casa de Jehová, En los atrios de nuestro Dios florecerán. 14 Aun en la vejez fructificarán; Estarán vigorosos y verdes, 15 Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, Y que en él no hay injusticia”
Como podemos ver, esta prosperidad de los malos es temporal, pues a Dios no le agrada. Mas los justos son prosperados de una manera diferente, su prosperidad permanece y es al mismo tiempo motivo de alegría, de tranquilidad, de gozo y paz.
Vv. 7-15.A veces Dios con desagrado otorga prosperidad a los malos, pero ellos florecen sólo por un momento. Busquemos para nosotros la salvación y la gracia del evangelio, para que, ungidos diariamente por el Espíritu Santo, podamos contemplar y compartir la gloria del Redentor. [1]
Hebreos 6:7-12 “Porque la tierra que bebe la lluvia que muchas veces cae sobre ella, y produce hierba provechosa a aquellos por los cuales es labrada, recibe bendición de Dios; pero la que produce espinos y abrojos es reprobada, está próxima a ser maldecida, y su fin es el ser quemada. Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.”
Tenemos que estar dispuestos a llevar una vida de obediencia, de servicio, de transformación, y solo así seremos receptores de milagros para una vida larga. Nuestro Dios es un Dios que no es injusto para olvidar todo lo que hagamos en nuestro servicio al prójimo. Porque cada vez que hacemos algo por cualquier persona a Cristo se lo hacemos.
“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” (Mateo 25:40)
II. ¿Cómo es el proceso para llegar a esto?
Bueno, para llevar una vida de otro nivel, primero hay que nacer de nuevo, o sea, haber tenido un encuentro con Jesús, haberlo recibido como el Señor de nuestras vidas. Para esto tenemos que responder al llamado que nos hace Jesús a través de la predicación del evangelio.
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3)
Nuestro Salvador habla de la necesidad y naturaleza de la regeneración o nuevo nacimiento y, de inmediato llevó a Nicodemo a la fuente de santidad del corazón. El nacimiento es el comienzo de la vida; nacer de nuevo es empezar a vivir de nuevo, como los que han vivido muy equivocados o con poco sentido.
Debemos tener una nueva naturaleza, nuevos principios, nuevos afectos, nuevas miras. Por nuestro primer nacimiento somos corruptos, formados en el pecado; por tanto, debemos ser hechos nuevas criaturas.
Debemos ser enteramente diferentes de lo que fuimos antes, como aquello que empieza a ser en cualquier momento, no es, y no puede ser lo mismo que era antes. Este nuevo nacimiento es del cielo, capítulo i, 13, y tiende al cielo. Es un cambio grande hecho en el corazón del pecador por el poder del Espíritu Santo.
“No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto?. “ (Juan 3:7,9-10).
La exposición hecha por Cristo de la doctrina y la necesidad de la regeneración pareciera no haber quedado clara para Nicodemo.
“Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. (Juan 3:12-18).
Jesucristo vino a salvarnos perdonándonos, para que no muriéramos por la sentencia de la ley. He aquí el evangelio, la verdadera, la buena nueva. He aquí al amor de Dios al dar a su Hijo por el mundo. Tanto amó Dios al mundo, tan verdaderamente, tan ricamente. ¡Mirad y maravillaos, que el gran Dios ame a un mundo tan indigno! -Aquí, también, está el gran deber del evangelio: creer en Jesucristo. Habiéndolo dado Dios para que fuera nuestro Profeta, Sacerdote y Rey, nosotros debemos darnos para ser gobernados y enseñados, y salvados por Él. He aquí el gran beneficio del evangelio, que quienquiera que crea en Cristo no perecerá mas tendrá vida eterna. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, y de ese modo, lo salvaba. No podía ser salvado sino por medio de Él; en ningún otro hay salvacion.
Como los creyentes tenían el camino abierto a la presencia de Dios, entonces les convenía usar este privilegio. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí“. (Juan 14:6). El camino y los medios por los cuales los cristianos disfrutan de estos privilegios pasa por la sangre de Jesús, por el mérito de esa sangre que Él ofrendó como sacrificio expiatorio. El acuerdo de la santidad infinita con la misericordia que perdona, no se entendió claramente hasta que la naturaleza humana de Cristo, el Hijo de Dios, fue herida y molida por nuestros pecados. Nuestro camino al cielo pasa por el Salvador crucificado; su muerte es para nosotros el camino de vida y para los que creen esto, Él es precioso. Deben acercarse a Dios; sería despreciar a Cristo seguir de lejos.
Los creyentes tienen que considerar cómo pueden servirse los unos a los otros, especialmente estimulándose unos a otros al ejercicio más vigoroso y abundante del amor, y a la práctica de las buenas obras. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”. (Efesios 2:10). La comunión de los santos es una gran ayuda y privilegio, y un medio de constancia y perseverancia. [2]
Así que, hermanos aquí tenemos la pauta para llevar una vida de otro nivel. Una vida en excelencia, pero todo esto solo lo podemos hacer en Cristo Jesús, y siguiendo las enseñanzas de la Palabra de Dios.
Si usted todavía no ha tenido el privilegio de conocer a Jesús, este es el momento que puede tomar la decisión, para eso solo tiene que hacer una pequeña oración:
“Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amén” desde el escritorio del pastor David O. Mata..Shalom.